Antonio Bonilla.
Se le considera uno de los máximos exponentes salvadoreños,
artista prácticamente autodidacta aunque podemos ver en su obra la influencia
de Miró, Picasso… surrealista por exelencia encontramos constantemente una
referencia interesante con respecto a su obra… “el feísmo como forma de
belleza” Antonio ha plasmado en su obra su propia visión del mundo, desde una
óptica un tanto retorcida si se puede decir.
Pero no hay que confundir con su visión del mundo como una
ficción es mas bien una visión realista representada en el lienzo o el mural.
Por otra parte,
El mural con motivo de la conmemoración de los acuerdos de
paz en El Salvador es claro ejemplo de ello. Debo admitir que al observar el
mural el corazón se achica; es crudo, directo y a la vez sutíl te transporta y
de alguna manera te dice que estamos en paz pero que aun no sanamos heridas.
Ver a monseñor Romero en el con la mirada
inyectada, con un rostro que no defino como triste pero tampoco defino como
alegre en ningún momento me dice mucho de lo que colectivamente sentimos como
pueblo realmente no estamos sanados
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