domingo, 22 de abril de 2012


Antonio Bonilla.


Se le considera uno de los máximos exponentes salvadoreños, artista prácticamente autodidacta aunque podemos ver en su obra la influencia de Miró, Picasso… surrealista por exelencia encontramos constantemente una referencia interesante con respecto a su obra… “el feísmo como forma de belleza” Antonio ha plasmado en su obra su propia visión del mundo, desde una óptica un tanto retorcida si se puede decir.
Pero no hay que confundir con su visión del mundo como una ficción es mas bien una visión realista representada en el lienzo o el mural. Por otra parte,
El mural con motivo de la conmemoración de los acuerdos de paz en El Salvador es claro ejemplo de ello. Debo admitir que al observar el mural el corazón se achica; es crudo, directo y a la vez sutíl te transporta y de alguna manera te dice que estamos en paz pero que aun no sanamos heridas.
Ver a monseñor Romero en el con la mirada inyectada, con un rostro que no defino como triste pero tampoco defino como alegre en ningún momento me dice mucho de lo que colectivamente sentimos como pueblo realmente no estamos sanados

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